Sayuri fue la primera akita que vi en mi vida. Era un pequeña cachorra de aproximadamente 2 meses; unos familiares la tenían aislada en su patio y yo sentí una gran empatía por aquella perrita, yo solo tenía 9 años, pero a mi corta edad sabía que esa perra era especial.
Rogué a mi mamá por quedarmela, no me importaba nada, yo quería a esa perra. Sin embargo mis esfuerzos fueron en vano y tiempo después se la llevaron a un rancho que unos tíos tenían. Nunca más volví a verla.
Mi hermano fue el que me dijo que raza era, de donde eran originarios esos perros y lo que hacían en la antiguedad.
Me gustó tanto que me compraron una revista de perros que aún tengo, donde había un reportaje de la raza. Fue ahí donde empecé a tener mayor conocimiento de la raza Akita Inu y Akita americano, que en ese tiempo era llamado Gran perro Japonés.
